El general Cayo Mario introdujo reformas radicales que cambiaron la manera en que reclutaba el ejército romano, su estructura y la manera de luchar en combate. Se abandonó la organización manipular de la legión y se adoptó la cohorte como la unidad militar básica. Una legión se componía de diez cohortes, con cuatrocientos ochenta hombres cada una, en lugar de treinta manípulos. Cada cohorte estaba dividida en seis centurias de ochenta hombres. Posteriormente, la cohorte pasó a componerse de seiscientos soldados, con cien soldados por centuria, al menos nominalmente, pues en la práctica este raramente fue el caso a causa de las frecuentes bajas. Mario también acometió la reforma del armamento y los métodos de lucha del ejército romano. Cada hombre tenía idéntico equipamiento. La lanza de los triarios fue reemplazada por un escudo, jabalinas similares al pilum y la espada o gladius.
