Reformas de suministro
Descripción
De todas las reformas introducidas por el último ejército romano republicano, la que causó más conmoción entre las filas fue la que dictaba que cada soldado tuviera que transportar su propio equipamiento y suministros. El nombre de "los burros de Mario" que se daba medio en broma a los legionarios no tenía que ver con su terquedad, sino con la cantidad de equipamiento que tenían que transportar durante la marcha. En consecuencia, las legiones ya no arrastraban una gran comitiva de esclavos, sirvientes o carros que transportaran su equipaje, sino que lo hacían ellos mismos.
Aparte, los legionarios se ponían morados a comer antes de una campaña. A un legionario gordo no se le consideraba que estuviera en baja forma; al contrario, un centurión lo veía con buenos ojos, pues lo consideraba preparado para una larga marcha hacia tierras enemigas. Era más fácil llevar raciones adicionales en forma de grasa corporal. Durante la campaña también comían, pero tendrían reservas para días en los que escaseara la comida o la recolección no fuera suficiente, factor este último que cambiaba las tornas si el enemigo era lo suficientemente listo como para quemar todo lo que se encontrase a su paso. Después de varias semanas de marcha y combate, los legionarios habrían quemado toda la grasa, habrían recuperado su peso ideal para el combate y, además, estarían hambrientos, ¡lo que les haría mucho más crueles con el enemigo!