Descripción
Reclutados de entre la pequeña burguesía y las clases aristocráticas de la sociedad romana, los équites conformaban la caballería presente en los ejércitos de la realeza y de principios de la República romana. Pertenecer a la clase de los caballeros significaba tener la suficiente riqueza para mantener un caballo y aportar su propia armadura, escudo y lanza. Normalmente había trescientas unidades de équites por legión republicana. Estas se dividían en diez turmas, cada una formada por treinta jinetes, que estaban a su vez bajo el mando de tres decuriones. Entre estos se encontraba el prefecto, o comandante, de cada turma. Solían ser los hijos jóvenes de la élite social y estaban siempre dispuestos a mostrar su valor. Demostrar valor en el campo de batalla era importante para obtener un puesto político y para el prestigio de sus familias. Las tareas de patrulla o reconocimiento, sin embargo, solían recaer sobre los equites extraordinarii de los socii, los aliados italianos de Roma.
Durante las guerras púnicas y guerras samnitas, los rangos de los équites permitieron la entrada a gente con cierto poder económico. Aunque no recibieron ninguno de los poderes políticos y sociales de los caballeros, esta gente reemplazó a la aristocracia en la caballería, convirtiéndose los équites en oficiales veteranos en las nuevas legiones marianas.
