Lugar sagrado de Api

Api era la diosa madre de la tierra y debió de haber sido una figura importante en el elenco de dioses, a juzgar por lo que Heródoto dice sobre ella. Como diosa de la tierra, a los nómadas que habitaban las estepas el reino de Api debió de antojárseles infinito. Heródoto, siguiendo la costumbre, la describió de una manera totalmente griega para presentarla a sus lectores; según aquel, Api era una versión de Gaia, la diosa primordial de toda la tierra. De ser cierta su analogía, Api también habría sido la madre de muchas otras deidades y, posiblemente, de la Tierra misma. Heródoto no dice nada sobre los rituales concretos asociados con Api, pero es más que posible que se hicieran sacrificios de animales en su honor, como ocurría con otras deidades nómadas. El descubrimiento de unos ciervos cuidadosamente esculpidos en ajuares funerarios sugiere la posibilidad de que estos animales pudieran ser considerados sagrados y hubieran sido ofrendados a Api.