El saqueo era una práctica muy extendida entre los nómadas, pues era una táctica que se adaptaba muy bien a la vida en las estepas. Sin asentamientos urbanos que defender o atacar, la movilidad era esencial para ganar una batalla y la velocidad era vital a la hora de llevar a cabo saqueos, si se querían obtener beneficios. Aunque semejante estrategia también resultaba apropiada para atacar a los vecinos civilizados asentados. Una tribu con gran movilidad y que supiera emplear los caballos de forma adecuada en combate era una tribu que prosperaría. No menos importante era la capacidad de mover a todo un pueblo al unísono y manteniendo las complicaciones al mínimo. Desde el niño más pequeño hasta la abuela más anciana, todos tenían una función en la movilidad de la tribu y de todas sus pertenencias. Si no afilaban estas habilidades, serían otros quienes llegarían antes a los mejores pastos y sus rebaños morirían de hambre.
