Descripción
Los cántabros, una unidad especializada en escaramuzas, montaban los mejores caballos de la península ibérica. Estos veloces y duchos jinetes eran conocidos por su habilidad táctica, llegando incluso a crear una formación propia de combate que aprovechaba a la perfección su velocidad y su táctica para las escaramuzas. En el círculo cántabro, los jinetes creaban un círculo en constante movimiento que dificultaba ser alcanzados por el enemigo mientras garantizaba una lluvia continua de jabalinas sobre el enemigo. Eran muy efectivos a la hora de romper las líneas de infantería y las tropas más lentas eran su objetivo primordial. El enemigo solía romper filas para intentar reducir el número de muertos; esto era ideal para la infantería ibérica. Los romanos, que habían sufrido los efectos del círculo cántabro en numerosas ocasiones, adoptaron la táctica para su propia caballería.