Descripción
Aunque persas e iraníes fueron pioneros en el uso de la caballería acorazada, los seléucidas fueron la primera potencia occidental helenizada en apreciar sus méritos y utilizarla en combate. Antíoco III, rey del Imperio seléucida desde el 223 hasta el 187 a. C. usó a los catafractos magistralmente en la batalla de Panio, en el 200 a. C. Sus enemigos egipcios, al mando de Escopas de Etolia, colocaron a la caballería en los flancos del ejército para proteger a la infantería del centro. Bastó con una sola carga de los catafractos de Antíoco para acabar con la caballería egipcia y dejar expuestos los flancos y la retaguardia de la infantería, a la que le resultó imposible evitar la segunda y poderosa carga. El ejército egipcio quedó destrozado y Escopas huyó a Sidón. Su retirada significó el fin del poder ptolemaico en Judea.
