Descripción
Los gladiadores solían ser esclavos, criminales condenados o prisioneros de guerra, aunque otros tipos de personas también podían participar en la arena. Aquellos que tuvieran deudas o ansiaran la gloria podían ofrecerse como gladiadores y, además, los soldados que hubieran huido de una batalla también podían ser enviados a la arena como castigo. La vida de los gladiadores era ardua y brutal incluso antes de luchar en los juegos. Los aprendices podían morir durante las prácticas si luchaban por debajo de sus habilidades, lo que resultaba ser un buen acicate para los demás.
El ludus, la zona de entrenamiento y hogar de los gladiadores estaba dirigida por un lanista y dentro de sus muros mandaba él. Fuera de la arena, el lanista se encontraba en el peldaño más bajo de la sociedad. Incluso, algunos cementerios romanos no permitían enterrar en ellos los cadáveres de los lanistas. Por otra parte, no es menos cierto que la profesión tenía cierto glamour y algunos de ellos llegaron a ser muy famosos entre los aficionados a los juegos, pues eran los hombres que poseían y entrenaban a los gladiadores, las estrellas del espectáculo del mundo romano.
