Quinquerreme de proyectiles, Vélites

Coste de reclutamiento 710
Coste de mantenimiento 142
Daño de proyectiles 32
Alcance 80
Disparos por minuto 7
Salud de los barcos 1,020
Velocidad de barcos 5
At. cuerpo a cuerpo 8
Daño de armas 24
Def. cuerpo a cuerpo 37
Armadura 15
Salud 45
Puntos fuertes y débiles
  • Buena resistencia del casco
  • Tripulación normal
  • Velocidad normal
  • Embestida normal
  • Abordaje pobre
  • Buen combate con proyectiles
  • Corto alcance
  • Gran velocidad de disparo
  • Inflige muchísimo daño y cuenta con una muy buena perforación de armaduras
  • Muy débil cuerpo a cuerpo
  • Moral muy escasa
Descripción

El quinquerreme, en latín, o pentere, en griego fue usado por primera vez por los siracusanos contra los cartagineses alrededor del 398 a. C. Al igual que otros polirremes, lo más probable es que no tuviesen cinco filas de remos, sino que más bien se referían al número de remeros. En este caso, los remeros estarían colocados en filas de 2-2-1 subiendo desde la línea de flotación. Es de lógica mantener todo el peso posible en la parte baja del barco para ayudar a su estabilidad. Un centro de gravedad alto hace más probable que un barco vuelque si es golpeado desde un lado. Esa altura hizo del quinquerreme un formidable navío, tanto por su apariencia como por su eficacia en combate. Con un gran contingente a bordo y unas extensas cubiertas, este barco pesado podía hacer frente a la mayoría de enemigos y amenazas.

Los vélites formaban la infantería ligera del ejército romano y se les reclutaba de entre los más pobres y aquellos demasiado jóvenes para luchar entre los asteros. Vestían tocados de piel de lobo, lo que hace pensar que podrían tener algún significado simbólico, aunque también asustaban al enemigo. En la batalla de Zama (202 a. C.), cuando Escipión el Africano se enfrentó al general cartaginés Aníbal, fueron los vélites quienes se encargaron de repeler la carga inicial de los elefantes utilizando su ligera armadura y sus armas para moverse rápidamente entre ellos. Los vélites hostigaron a los elefantes hasta volverlos locos mientras que la caballería hacía sonar sus cuernos para desorientarlos. Aníbal pretendía romper las líneas romanas con esta carga, pero muchos de los elefantes asustados se volvieron contra los cartaginenses y aquellos que no se volvieron contra sus propias filas fueron hábilmente esquivados por las tropas romanas, que abrieron vías para su paso entre las formaciones en cohorte.

Requiere
: Edificios
Disponible para las siguientes facciones: