Quinquerreme de proyectiles, Arqueros cretenses auxiliares
Coste de reclutamiento | 1,060 | |
Coste de mantenimiento | 212 | |
Daño de proyectiles | 40 | |
Alcance | 150 | |
Disparos por minuto | 7 | |
Salud de los barcos | 1,020 | |
Velocidad de barcos | 5 | |
At. cuerpo a cuerpo | 12 | |
Daño de armas | 24 | |
Def. cuerpo a cuerpo | 14 | |
Armadura | 30 | |
Salud | 55 |
Habilidades
- Recarga rápida
- Resistente a la fatiga
- Esconderse en el bosque y en los matorrales
- Disparo pesado
- Disparo incendiario
- Disparo silbante
Puntos fuertes y débiles
- Buena resistencia del casco
- Tripulación normal
- Velocidad normal
- Embestida normal
- Abordaje pobre
- Buen combate con proyectiles
- Largo alcance
- Gran velocidad de disparo
- Inflige mucho daño, pero escasa perforación de armaduras
- Muy débil cuerpo a cuerpo
- Escasa moral
Descripción
El quinquerreme, en latín, o pentere, en griego fue usado por primera vez por los siracusanos contra los cartagineses alrededor del 398 a. C. Al igual que otros polirremes, lo más probable es que no tuviesen cinco filas de remos, sino que más bien se referían al número de remeros. En este caso, los remeros estarían colocados en filas de 2-2-1 subiendo desde la línea de flotación. Es de lógica mantener todo el peso posible en la parte baja del barco para ayudar a su estabilidad. Un centro de gravedad alto hace más probable que un barco vuelque si es golpeado desde un lado. Esa altura hizo del quinquerreme un formidable navío, tanto por su apariencia como por su eficacia en combate. Con un gran contingente a bordo y unas extensas cubiertas, este barco pesado podía hacer frente a la mayoría de enemigos y amenazas.
Aunque en Grecia no se respetase el tiro con arco como habilidad militar, Creta producía arqueros excepcionales que vendían sus servicios como mercenarios al mejor postor. Los arqueros cretenses disparaban flechas con punta de bronce con sus pesados arcos de una pieza y solían llevar escudos, lo que indica que participaban en combate cuerpo a cuerpo; esto debió suponer un aliciente más a ojos de aquellos generales en busca de mercenarios para una campaña. Su mejor momento se dio cuando Alejandro Magno contrató a cretenses para que ayudaran a su imbatible falange. Comandados por Clearco, quinientos cretenses acompañaron a la falange macedonia durante la batalla del Gránico, compensando así la superioridad numérica persa ese día y facilitando la victoria de Alejandro. Aunque los romanos no solían contar con arqueros entre sus tropas, una vez conquistaron Grecia, los arqueros cretenses comenzaron a acompañarles como tropas auxiliares. Llegaron incluso a luchar en la campaña del César en la Galia contra Vercingetórix, haciendo que reuniera a los mejores arqueros que las tribus pudieran ofrecerles para luchar contra ellos.