Terreno cercado

Cercar las tierras permitía a los ganaderos vigilar mejor sus manadas y rebaños. La construcción de cercas de madera y montículos de tierra también mantenía alejados del ganado a los animales salvajes. Se piensa que algunos ganaderos celtas valoraban a sus animales tanto, que los dejaban dormir en sus hogares por la noche para asegurarse de que estuviesen a salvo de los ladrones y depredadores. Desde un punto de vista práctico, era una buena manera de mantener a toda la familia bien abrigada.

A medida que la sociedad celta progresó y aumentó la población, empezaron a aparecer grandes asentamientos fortificados por toda Europa. Muchos de estos asentamientos tenían recintos separados que probablemente estaban destinados al ganado. Durante los tiempos de guerra, llevaban a los animales entre las defensas interiores y exteriores de las defensas de los fuertes en las colinas, de este modo los protegían de los atacantes y tenían una fuente de alimentación para los defensores.